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ARTE LA ESCRITURA EL CAMPO Y LOS PSICOANALISTAS, EL.

WERTHEIN, ANA LIA

Editor Rodrigo Alonso

Pags 152

23 x 20 cm

“El arte-la escritura-el campo y los psicoanalistas” de la artista visual y psicoanalista Ana Lía Werthein, con texto introductorio de Rodrigo Alonso, ensayos de destacados colegas, Isidoro Vegh, Alejandra Ruiz Lladó, Adriana Bauab, Gerardo Pasqualini , Diana Voronovsky y la artista Leila Tschopp.

El tema pictórico de Werthein es el campo pero  nunca tuvo rasgos costumbristas  abordándolo    conceptualmente ya que que hacia 1999, el campo era otro: la tecnología estaba instalada. Subida a  la maquinaria hipermoderna, recorría el campo familiar cámara en mano, plasmando una visión de la pampa satelital  y cuyas investigaciones dieron lugar a dos publicaciones: “Más acá del  horizonte”(2008) y “Hacia una poética de la producción” (2014).

En este nuevo libro el campo también es otro, el del psicoanálisis y el de la literatura. El primer ensayo, a cargo de Diana Voronovsky-  dedicado a James Joyce- serie realizada en 1998. Uno de los polípticos fue cubierta del libro traducido al francés ¿Cómo se llama James Joyce? del psicoanalista argentino Roberto Harari (1943-2009).  “Caosmos”, síntesis de caos y cosmos,  técnica mixta, un encuentro  a la manera joyceana, laberíntico, enigmático, el manuscrito del escritor encerrado en un círculo. También obra gráfica en la que se destaca el rostro de Joyce inserto en el mapa de su amada Dublin. Otra obra importante es el homenaje a “Ulysses” nombre que aparece en su sombrero y su cuerpo visto a través de los cristales de una ventana.

“De tapas y telas” es el título del ensayo de Isidoro Vegh, Ex Presidente de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, dedicado a Lacan. Señala Vegh, intentando acercarse al territorio freudiano que el sueño es como un jeroglífico. En Werthein encontramos grafías, topologías, repeticiones del rostro, otra vez fragmentos de escrituras, garabatos lacanianos, la cadena borromea (cada uno de los círculos no pasa por el agujero del otro).   Está también la serie “Presencia del analista”( 2017) en la que aparece el sillón del analista  y el diván del psicoanalizante, casi todo a través de una lente borrosa.

Alejandra Ruiz Lladó en  “La desrealización de lo íntimo” se refiere a Freud, que no sólo fue el creador del psicoanálisis sino que creó la escena del diván y el sillón del analista sentado detrás sin mirar el rostro del paciente.

Werthein  realiza polípticos, entre ellos,  la planta de  Bergasse 19,  donde Freud vivió en Viena y como lo señala Ruiz Lladó, constituye “un minucioso atlas psicoanalítico”.  Está el célebre consultorio “en el que todos hubiéramos querido estar”, con sus tapices coloridos que se han reproducido en fotos, películas, obras de teatro y que Werthein interpreta  en su serie “Divanes” de 2016.

Los “Horizontes Freudianos” son los horizontes del campo como Werthein  los  realizara hacia 2008 en  “La Bandera de la Patria”, una minimalista imagen del campo  de sus ancestros, sólo que esta vez, silos, graneros, maquinaria, ganado, son reemplazados por imágenes de Freud, escritos, valijas, la escalerilla de un avión, el número 19, una apretada síntesis de su biografía.

Campo no es sólo trigo, ganado, herramientas, el horizonte infinito, de allí el capítulo “Horizontes del sujeto en el campo freudiano”, texto de Adriana Bauab. Señala lo que Lacan acuñó:” el campo es freudiano, el (lo) inconsciente es lacaniano”.

En estas obras de 2018, Werthein revela sus pasiones. Imágenes figurativas, pinceladas ascendentes hacia un horizonte que se extiende  más allá de lo que la mirada puede alcanzar, alguna nube escapada de Magritte,  cielos límpidos,  capaz de sentar a Freud detrás de una tranquera, el diván en medio de una variada gama de verdes, sombras acechantes que están en el campo real y en el campo freudiano de las fantasías.

Leila Tschopp, destacada artista visual, en su texto “Una mujer en la llanura”,   cita a Juan José Saer y su libro “El río sin orillas” cuando se refiere a la llanura pampeana: “ese enorme agujero”, “tierra chata”, “vértigo horizontal” .

La pintura de Ana Lía Werthein nos regala ese silencio tan deseado y nos sumerge en los meandros de la psiquis  tan vasta como sus pasiones pictóricas, literarias y analíticas que ha  aunado en este  delicado libro.

 Bilingüe (castellano-inglés), fotografías : Gustavo Lowry , diseño gráfico: Edgardo Malán.      

Publicado en Ambito Financiero (4/1/21)

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WERTHEIN, ANA LIA

Editor Rodrigo Alonso

Pags 152

23 x 20 cm

“El arte-la escritura-el campo y los psicoanalistas” de la artista visual y psicoanalista Ana Lía Werthein, con texto introductorio de Rodrigo Alonso, ensayos de destacados colegas, Isidoro Vegh, Alejandra Ruiz Lladó, Adriana Bauab, Gerardo Pasqualini , Diana Voronovsky y la artista Leila Tschopp.

El tema pictórico de Werthein es el campo pero  nunca tuvo rasgos costumbristas  abordándolo    conceptualmente ya que que hacia 1999, el campo era otro: la tecnología estaba instalada. Subida a  la maquinaria hipermoderna, recorría el campo familiar cámara en mano, plasmando una visión de la pampa satelital  y cuyas investigaciones dieron lugar a dos publicaciones: “Más acá del  horizonte”(2008) y “Hacia una poética de la producción” (2014).

En este nuevo libro el campo también es otro, el del psicoanálisis y el de la literatura. El primer ensayo, a cargo de Diana Voronovsky-  dedicado a James Joyce- serie realizada en 1998. Uno de los polípticos fue cubierta del libro traducido al francés ¿Cómo se llama James Joyce? del psicoanalista argentino Roberto Harari (1943-2009).  “Caosmos”, síntesis de caos y cosmos,  técnica mixta, un encuentro  a la manera joyceana, laberíntico, enigmático, el manuscrito del escritor encerrado en un círculo. También obra gráfica en la que se destaca el rostro de Joyce inserto en el mapa de su amada Dublin. Otra obra importante es el homenaje a “Ulysses” nombre que aparece en su sombrero y su cuerpo visto a través de los cristales de una ventana.

“De tapas y telas” es el título del ensayo de Isidoro Vegh, Ex Presidente de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, dedicado a Lacan. Señala Vegh, intentando acercarse al territorio freudiano que el sueño es como un jeroglífico. En Werthein encontramos grafías, topologías, repeticiones del rostro, otra vez fragmentos de escrituras, garabatos lacanianos, la cadena borromea (cada uno de los círculos no pasa por el agujero del otro).   Está también la serie “Presencia del analista”( 2017) en la que aparece el sillón del analista  y el diván del psicoanalizante, casi todo a través de una lente borrosa.

Alejandra Ruiz Lladó en  “La desrealización de lo íntimo” se refiere a Freud, que no sólo fue el creador del psicoanálisis sino que creó la escena del diván y el sillón del analista sentado detrás sin mirar el rostro del paciente.

Werthein  realiza polípticos, entre ellos,  la planta de  Bergasse 19,  donde Freud vivió en Viena y como lo señala Ruiz Lladó, constituye “un minucioso atlas psicoanalítico”.  Está el célebre consultorio “en el que todos hubiéramos querido estar”, con sus tapices coloridos que se han reproducido en fotos, películas, obras de teatro y que Werthein interpreta  en su serie “Divanes” de 2016.

Los “Horizontes Freudianos” son los horizontes del campo como Werthein  los  realizara hacia 2008 en  “La Bandera de la Patria”, una minimalista imagen del campo  de sus ancestros, sólo que esta vez, silos, graneros, maquinaria, ganado, son reemplazados por imágenes de Freud, escritos, valijas, la escalerilla de un avión, el número 19, una apretada síntesis de su biografía.

Campo no es sólo trigo, ganado, herramientas, el horizonte infinito, de allí el capítulo “Horizontes del sujeto en el campo freudiano”, texto de Adriana Bauab. Señala lo que Lacan acuñó:” el campo es freudiano, el (lo) inconsciente es lacaniano”.

En estas obras de 2018, Werthein revela sus pasiones. Imágenes figurativas, pinceladas ascendentes hacia un horizonte que se extiende  más allá de lo que la mirada puede alcanzar, alguna nube escapada de Magritte,  cielos límpidos,  capaz de sentar a Freud detrás de una tranquera, el diván en medio de una variada gama de verdes, sombras acechantes que están en el campo real y en el campo freudiano de las fantasías.

Leila Tschopp, destacada artista visual, en su texto “Una mujer en la llanura”,   cita a Juan José Saer y su libro “El río sin orillas” cuando se refiere a la llanura pampeana: “ese enorme agujero”, “tierra chata”, “vértigo horizontal” .

La pintura de Ana Lía Werthein nos regala ese silencio tan deseado y nos sumerge en los meandros de la psiquis  tan vasta como sus pasiones pictóricas, literarias y analíticas que ha  aunado en este  delicado libro.

 Bilingüe (castellano-inglés), fotografías : Gustavo Lowry , diseño gráfico: Edgardo Malán.      

Publicado en Ambito Financiero (4/1/21)