NIÑEZ INFECTADA, LA.

LEVIN, ESTEBAN

Editorial Noveduc

Este libro refleja la gestación de un pensamiento en acto frente a las coyunturas disruptivas que fijan, encierran y desacreditan la experiencia subjetiva y comunitaria. Ante la desdicha y la incertidumbre de esta época que nos afecta a todos –y, en particular, a los niños–, la obra plantea la natalidad de un tercer tiempo, una zona de subjetividad en la que se inventa la realización sensible de los sucesos que parecían inviables. Resistimos, rompemos la incredulidad y creemos en la posibilidad de lo imposible. Para ayudar a los más pequeños, reafirmamos la alianza con ellos y sus padres: no los dejamos solos. Imaginamos recursos para constituir una experiencia que, al ser realizada, permita a la imagen del cuerpo salir fuera de sí, romper la soledad del sufrimiento del aislamiento y volver para recrear otra escena, un acontecimiento de la infancia en el que coexistan el cuerpo, la ficción y el sujeto. Mantener viva la experiencia infantil es la fuerza deseante, afectiva, que nos permite rescatar la vitalidad de la niñez y de la comunidad del nos-otros.

NIÑEZ INFECTADA, LA.LEVIN, ESTEBAN

$12.250
NIÑEZ INFECTADA, LA.LEVIN, ESTEBAN $12.250
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • Librería Paidós Retiros en Local. Galería Las Heras. Av. Scalabrini Ortiz 3036 - Horario de Lunes a Viernes de 10,30 a 17 hs. Ud. recibirá una confirmación para el retiro cuando la orden esta "empaquetada".

    Gratis
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

NIÑEZ INFECTADA, LA.

LEVIN, ESTEBAN

Editorial Noveduc

Este libro refleja la gestación de un pensamiento en acto frente a las coyunturas disruptivas que fijan, encierran y desacreditan la experiencia subjetiva y comunitaria. Ante la desdicha y la incertidumbre de esta época que nos afecta a todos –y, en particular, a los niños–, la obra plantea la natalidad de un tercer tiempo, una zona de subjetividad en la que se inventa la realización sensible de los sucesos que parecían inviables. Resistimos, rompemos la incredulidad y creemos en la posibilidad de lo imposible. Para ayudar a los más pequeños, reafirmamos la alianza con ellos y sus padres: no los dejamos solos. Imaginamos recursos para constituir una experiencia que, al ser realizada, permita a la imagen del cuerpo salir fuera de sí, romper la soledad del sufrimiento del aislamiento y volver para recrear otra escena, un acontecimiento de la infancia en el que coexistan el cuerpo, la ficción y el sujeto. Mantener viva la experiencia infantil es la fuerza deseante, afectiva, que nos permite rescatar la vitalidad de la niñez y de la comunidad del nos-otros.