SELFIE.

JEREZ, JOSE LUIS

Editorial Letra Viva

Pags 92 -  2022

Voy caminando. Una chica se detiene a medio andar con su teléfono en la mano. Lo levanta a la altura de la cabeza. Extiende su brazo, recto, firme, ahora un poco más alto. La joven sonríe a la pantalla (a la imagen proyectada en la pantalla, ese pequeño espejito digital que es el teléfono); levanta las cejas, saca la lengua, inclina la cabeza, y finalmente, el “click” de la selfie. Luego, deja lo suyo y yo dejo de mirar. Sigo mi camino hacia nuevos horizontes. Con todo, por un momento, mi pensamiento sigue ahí: en la chica y el autorretrato. Sé que la cosa no termina ahí. Sé que la selfie no es, justamente, material de archivo; que no va a hundirse ni a perderse en la memoria del celular. La selfie ha nacido y ahora, lo mismo que un niño que busca reconocimiento en la mirada de asentimiento de su madre, la selfie se arroja al mundo (a las redes) con esa pequeña, pero poderosa, herramienta que es el celular. En menos de un segundo la imagen de “la joven que pasea por el centro de una ciudad cualquiera”, estará en manos de todo el mundo. Esto es parte de su destino. La demanda puesta en juego. Luego queda la espera, el emoticón, el guiño, el like, el reconocimiento y la presencia (o ausencia) del Otro.

¿Qué es la selfie sino una demanda de amor?

SELFIE.JEREZ, JOSE LUIS

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Voy caminando. Una chica se detiene a medio andar con su teléfono en la mano. Lo levanta a la altura de la cabeza. Extiende su brazo, recto, firme, ahora un poco más alto. La joven sonríe a la pantalla (a la imagen proyectada en la pantalla, ese pequeño espejito digital que es el teléfono); levanta las cejas, saca la lengua, inclina la cabeza, y finalmente, el “click” de la selfie. Luego, deja lo suyo y yo dejo de mirar. Sigo mi camino hacia nuevos horizontes. Con todo, por un momento, mi pensamiento sigue ahí: en la chica y el autorretrato. Sé que la cosa no termina ahí. Sé que la selfie no es, justamente, material de archivo; que no va a hundirse ni a perderse en la memoria del celular. La selfie ha nacido y ahora, lo mismo que un niño que busca reconocimiento en la mirada de asentimiento de su madre, la selfie se arroja al mundo (a las redes) con esa pequeña, pero poderosa, herramienta que es el celular. En menos de un segundo la imagen de “la joven que pasea por el centro de una ciudad cualquiera”, estará en manos de todo el mundo. Esto es parte de su destino. La demanda puesta en juego. Luego queda la espera, el emoticón, el guiño, el like, el reconocimiento y la presencia (o ausencia) del Otro.

¿Qué es la selfie sino una demanda de amor?